miércoles, 7 de diciembre de 2011

Un otoño más

Llegaba el otoño y era siempre igual. Su mirada afuera de su ventana, tan impenetrable y tan lejana. Cualquiera que lo visitara tenía miedo de quedar atrapado por esos ojos, tan furtivos y profundos. Tan tristes e inalcanzables. Y es que parecía estar lejos de allí, en otro lugar. Cualquier situación parecía serle indiferente.
Pero ellos, ellos en vez de acercarse se alejaban, se mantenían distantes como si nada peor pudiese haber pasado. ¿ Qué querría aquél hombre con esa actitud insobornable? Entendería realmente lo que estaba sucediendo a su alrededor?
Sin embargo, parecía que tiempos mejores lo habían alcanzado, y ahora estaba añorando aquellos años felices, tan llenos de ese todo que parecía estar recordando con cierta melancolía .
-Sabrá que existimos?- se aquejaba su compañero de habitación, postrado en su silla de tomar el té en algún cuarto contiguo.
Afuera estaba nevando, los chicos salían del colegio y sus guardapolvos blancos se perdían entre tanto paisaje blanco.
Él seguía sentado y su mirada, inamovible. Ya vendrán otoños mejores, se dijo impasible.

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