sábado, 15 de enero de 2011

Felicidad superficial, momentánea y fugaz. Sonidos correctos, ritmos veloces; voces agudas y armónicas. Al fin llegaba este momento y esperar no tenía sentido.
Cualquier movimiento en falso era necesario. Cualquier cosa que sucediera estaba bien. No importaba nada más. Volvían las voces y las risas continuaban. Una mirada melancólica.
Un momento único e irrepetible. Sencillo. Sublime.

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